Sin mirar al público
Relato registrado bajo licencia internacional Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – SinObraDerivada 4.0
Hacía un año que me dejó y un mes que en la entrevista… “Súbase los pantalones, necesitamos ver sus piernas. Vale. Ahora dese la vuelta. ¡Erguida! ¿Medidas de pecho y cadera? No está mal. Pase mañana por esta dirección. El desfile de tallas grandes será en el Hotel Carlton a finales del mes que viene”.
Sonaba Mozart para dulcificar nuestros pasos en la alfombra roja y en el quiebro de la pasarela, recordé las palabras del creativo: ”Nada de mirar al público, meter tripa. Se trata de que vuestras redondeces sean bellas con los vestidos, faldas, pantalones que lucís. Sois modelos XXL.”
No pude evitarlo. Sentí su mirada y una voz que me decía: “Ya te has mirado al espejo. Me da nauseas mirarte. Estoy harto de verte calmar tus depresiones con palmeras de chocolate. ¡Ahí te quedas, gorda!“ Entonces, me giré y, con un gesto lento, eché los hombros hacia atrás, los moví de izquierda a derecha, sin quitarle la vista, pasando las palmas de mis manos por la cintura mientras cimbreaba suavemente mi cadera. Irrumpieron los aplausos. Y continué con pasos cortos, rápidos y mirada al infinito.
Conchi Plaza